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El fuego y la crítica política en Prometeo encadenado

Actualizado: 7 ene 2021

La tragedia de Esquilo crea su estructura a partir de una serie de símbolos y referencias políticas que no resultan evidentes a simple vista.

Prometeo encadenado, 1612 de Rubens.


Hace más de 2400 años, Esquilo, reconocido dramaturgo griego, retomó el mito de un titán que se robaba el fuego de los dioses del Olimpo y que se lo entregaba a los hombres, recibiendo por este acto, un castigo al cual se encontraba eternamente ligado: ser atado en un peñasco y devorado por un águila que se comería una y otra vez su hígado sólo para que se volviese a regenerar y a ser nuevamente devorado, repitiendo eternamente la agonía. Esta tragedia presenta elementos que podemos atribuirle directamente a Esquilo tomando como referencia otras obras suyas como lo son la trilogía de La Orestiada o Las suplicantes, ambas teniendo como característica principal de su historia, hechos relacionados al mandato de lo divino, pero con la intervención de los hombres y por supuesto uno de los principales intereses del griego: explorar la condición humana atada al destino. En esta ocasión, Esquilo se aleja del mundo mortal y aunque si se menciona como el principal benefactor de las acciones de Prometeo, no tiene un papel protagónico como si lo tendrán otros dioses y titanes a lo largo de la tragedia. El destino se convierte nuevamente en una fuerza protagónica de la historia y cobra un nuevo nivel de divinidad a partir del hecho de que ni siquiera los dioses son capaces de exentarse de éste.


Para comenzar a segmentar la tragedia, hay que saber que al día de hoy sólo se conserva una parte muy exigua de lo que pudo haber sido la versión original (pues las tragedias normalmente llegaban al día completo de representación), pero a pesar de ello, existe lo suficiente para poder desarrollar un análisis en torno a tres tópicos que fungen como estructura de la tragedia: el fuego como símbolo del conocimiento, la tiranía de Zeus y la división del Olimpo. Estos tres temas componen la maraña de lo que Esquilo imagina como un conflicto político, y en donde en el subtexto, maneja una fuerte crítica a las dictaduras y a los mandatarios totalitarios de una Grecia que poco a poco se introducía en la democracia. Sin más preámbulo, comencemos.


La tiranía de Zeus como referencia política


Ciertamente la obra de Esquilo es una recopilación y una reinterpretación de mitos legendarios que estuvieron por siglos dentro del conocimiento popular y dentro de la cosmovisión griega, pero a pesar de ello, existe una fuerte y evidente muestra de que Esquilo referenció y además, criticó los eventos que acontecieron en su época. La obra no sólo servía para ser contemplada, sino para ser entendida, y a pesar de que el teatro era promovido como una actividad de recreación que gozaba de libertad de representación mucho gracias a los mandatos de Pericles, hay que entender que en esta obra en particular, existe un fuerte parecido entre la versión de Zeus que Esquilo ofrece (muy lejano del benévolo dios de Las suplicantes) y las acciones que estaban teniendo lugar en Siracusa a manos del tirano Hierón. Esquilo invitado por el tirano, escribió Los persas y representó La Orestiada, pues era común que el mandatario apoyase el arte y la filosofía. A pesar de ser un acogido del tirano, Esquilo compone una obra en donde el antagonista es un tirano hecho y derecho que despoja del trono del Olimpo a su padre Cronos. Las similitudes entre el sistema de gobierno que se hace ver en Siracusa y lo que se narra en la tragedia son muy sugerentes, y da pie a entender la obra no tanto como una crítica de Esquilo a Hierón I, sino más bien al sistema de gobierno del cual era partícipe, en especial porque Esquilo ya había manifestado tanto en Las Euménides como en Las suplicantes, indicios de una democracia naciente que hace ver la convicción del dramaturgo con el sistema político.

Prometeo encadenado, 1640 de Jacob Jordaens.


En la tragedia, la tiranía de Zeus es reconocida no sólo por Prometeo, sino también por sus mismos sirvientes y por los dioses que hablan con el titán. Cratos, personificación masculina de la fuerza y la violencia y siervo de Zeus, reconoce que el mandato del dios del trueno es una tiranía, pero no critica al Padre de los dioses ni se compadece de Prometeo como si lo hace Océano y sus hijas; en su lugar, apoya las acciones totalitarias de Zeus y manda de manera impositiva a Hefesto para que encadene a Prometeo. Las acciones de los hermanos Cratos y Bía son muestra del lado más animal del hombre, no por nada son la representación dual (hombre y mujer) de los mismos instintos primitivos: la fuerza y la violencia. Su aparición tan breve pero significativa en la tragedia no tiene otra función que orillar a Hefestos a accionar de acuerdo a los deseos de Zeus, y asoma un tema recurrente en la mitología griega: el dilema de los dioses ante las acciones de Zeus.


Por otro lado, Esquilo narra hasta dónde llegan las acciones de Zeus y es gracias a que vemos las picardías del dios, que podemos darle una dimensión diferente a sus actos, no obrando siempre de manera tiránica en lo estrictamente político, sino también en lo sexual. Su breve mención cercana al final de la tragedia puede entenderse como la necesidad de mostrar la manera libertina en la cual el dios ejercía sus dominios y cómo a través de la sexualidad ampliaba su señorío, orquestando al mismo tiempo un conflicto marital entre los celos de su esposa Hera y las infidelidades del dios. Además de asomar esta turbia faceta de él, la aparición de la hija Yaso tiene como función mostrar la cara benevolente de Prometeo, pues éste le indica a la doncella el camino que debe seguir para librarse del mal que la atormenta: la ira de Hera celosa representada a través de un tábano enviado por ella que pica sin cesar a Ío mientras ésta permanece en su forma de ternera.

Ío siendo seducida por Zeus antes de adoptar su forma de ternera en Júpiter e Ío, 1531-1532 de Correggio.


La acción dramática en Prometeo


Ahora bien, para darle mayor dimensión a Zeus como antagonista de Prometeo conviene entender el conflicto del mito hecho tragedia. Analizado a partir del modelo actancial, podemos darnos cuenta de que la parte más dramática de la tragedia ya se llevó a cabo, y que es puramente mediante a la acción narrada que nos percatamos de lo sucedido. Si entendemos a Prometeo como sujeto, resulta más sencillo indagar en su antiguo objeto (conseguir el fuego de los dioses). Por lo tanto su objeto en la tragedia se transforma y deja de ser conseguir el fuego para los mortales. Queda descubrir que tipo de papel determina a Prometeo durante la tragedia para posteriormente conocer su objeto: ¿acaso el titán actúa de manera pasiva o activa, tiene una evolución lineal o compleja? Su participación en la tragedia será lineal y pasiva, no existe una transformación en el titán pues sus creencias ya están determinadas y no evolucionan. Por lo tanto, el interés primario de Esquilo no es darnos a conocer la evolución de un personaje (como si lo hizo con Orestes en su Orestiada), sino la influencia de sus actos en los otros personajes y en la historia mítica de los dioses. Una vez sabiendo su papel dentro de la tragedia, resulta más sencillo conocer su objetivo: apreciamos cómo Prometeo (sujeto) es atado a una roca como castigo por haber robado el Fuego. Él se limita a aceptar su castigo pero no en vano, pues espera que circunstancialmente Zeus sea despojado del trono que usurpó (objeto). Ante tal deseo, se oponen las fuerzas de los fieles al padre de los dioses (como resultan los hermanos Cratos y Bía) y el mismo Zeus que ejerce su dominio directamente contra Prometeo. A esto lo podemos definir como la acción dramática central de la historia: Prometeo intenta ser liberado y espera la caída de Zeus pero se le opone el mismo Zeus. El espectador se pregunta ¿podrá Prometeo liberarse de su castigo eterno? Como respuesta, Esquilo ofrece una constante en su estilo y en su concepción de la mitología griega: el destino como máxima fuerza controladora. Podríamos decir que es el destino el que actúa como destinador, como el principal motivante y fuerza abstracta para que Prometeo espere la caída de Zeus y su subsecuente liberación, pues como el titán se lo externa a Ío, tarde o temprano el dios caerá de su trono pues ya que resulta imposible evadir el destino. Esta fuerza es lo que le da tanta seguridad a un personaje que sabe que será torturado hasta el hartazgo, pero para quién el miedo al sufrimiento no actúa como fuerza opositora, es más, es inexistente para sus convicciones.


Su diálogo con Hefesto, Océano, las Océanides, Ío y Hermes servirá para conocer la postura de los personajes, pero principalmente, para conocer la postura de Prometeo. Esto queda muy claro cuando cerca del final, Zeus envía a Hermes a investigar la profecía de Prometeo, pero el dador del fuego se opone y externa estar preparado para recibir cualquier castigo, pues los escarmientos de Zeus le importan poco cuando ha visto dos cambios de trono.

“Es mejor, creo, estar esclavizado a esta roca que ser fiel mensajero del padre Zeus.” Prometeo

Dicha frase asoma las convicciones del titán y le da mayor dimensión al personaje, convicciones que resultan esenciales para entender al personaje no sólo como un titán más dentro de la mitología griega, sino como un símbolo para los mortales. A partir del diálogo previamente mostrado, nos damos cuenta de que Prometeo se niega a ser partícipe de algo en lo que no cree, es decir, Esquilo nos reafirma que el protagonista es fiel a sus creencias y que tiene la fortaleza para aguantar cualquier castigo, hecho contrario a los dioses y titanes que a pesar de que se han mostrado fieles a Prometeo, no han tenido la valentía de oponerse a Zeus (salvo Océano). Las acciones y valentía de Prometeo lo hacen ser un héroe trágico, que prefiere el sacrificio con tal de ser congruente con sus ideales. Ahora bien, las convicciones de Prometeo no se reducen únicamente a una fortaleza espiritual y moral, van más allá y conviene indagar en qué motivó al titán a ocasionar todo el conflicto y robar el fuego. Para ello, hay que entender el fuego de manera textual pero también simbólica, y con ello, saldrá a la luz el papel simbólico de Prometeo, héroe entre los mortales y villano entre los dioses.

Los tributos al mito no sólo existen en la pintura, sino también en la escultura cómo se aprecia en Prometeo encadenado y las Océanides, 1872-1879 de Eduard Müller.


El fuego como símbolo del conocimiento


Recordando la mitología griega, nos podemos percatar de que Prometeo es quién creó al ser humano, por lo tanto, su especial aprecio por los mortales es análogo a una relación padre-hijo. Ahora bien, para conocer el origen del rapto del Fuego a manos de Prometeo hay que remitirnos al momento en la que el titán burló a Zeus durante un sacrificio. El padre de los dioses se había irritado por el progreso que los hombres habían ido adquiriendo gracias a las enseñanzas de Prometeo, por lo cual quiso exterminarlos y pidió un sacrificio en el que los dioses pudiesen elegir entre dos bolsas con los restos de una víctima y de esta manera dejarle la bolsa más exigua a los hombres para que estos murieran subsecuentemente: una de ellas contenía la carne y los intestinos del sacrificio, la otra, puros huesos recubiertos con una capa de grasa. Naturalmente Zeus eligió la bolsa de huesos cubierta de grasa creyendo que se trataba de la bolsa con carne, pero al descubrir semejante engaño orquestado por Prometeo, maldijo a los hombres y dándoles la carne, los despojó del fuego:

“Vaya, que sea suya la carne, pero que la coman cruda. Fuego no hay para ellos.” Zeus

Desde entonces la creación de Prometeo se quedó indefensa, por lo que el titán ayudado de Atena, decidió robar el fuego del Olimpo y dárselo a los hombres para que pudiesen sobrevivir. A partir de ese momento comenzó el entendimiento del fuego como herramienta de supervivencia, pero también, como medio para acercar al hombre a una forma más evolucionada, más culta y más cercana al conocimiento.

Comprendiendo el elemento como recurso natural al servicio del hombre, podemos decir que es aquel que permite que el ser humano se caliente y pueda sobrevivir, es el medio a través el cual la carne se puede cocer, pero también, el único elemento al que le temen los depredadores más grandes y feroces. Ahora bien, quizás la característica más importante del fuego es su luminiscencia: la facultad del fuego para alumbrar a los hombres y ver en la obscuridad. Esta propiedad de generar luz y de alumbrar el camino, es llevado al extremo metafórico en el mito griego, y por lo mismo, el fuego propiedad de Hefesto, les permite a los hombres adquirir conocimiento. Se convierte en una luz que los guía en medio de la penumbra que en este caso es la desprotección con otros animales. Analizado a partir de un ejercicio semiótico, nos podemos dar cuenta de que el fuego tiene múltiples significados para los mortales y para los dioses, pero casi todos, similares en el hecho de que le proporcionan al ser humano un progreso que lo destaca de su vulnerabilidad (física o mental). Para Hermes, Prometeo les otorgó a los hombres “más allá de lo justo”, y los sentimientos humanitarios del titán lo tienen donde está: atado a una roca. Por lo mismo, Prometeo no ve el fuego de igual manera a Hermes, no lo percibe de manera celosa y controladora como si lo ven los dioses. La acción del titán, un sacrificio incuestionable, puede ser considerada como lo que Esquilo sugiere como el principio de la democracia; si nosotros recordamos lo mencionado con Zeus, podemos apreciar que en su sistema de gobierno en el Olimpo subyace una fuerte crítica a la tiranía de Siracusa, pero no todo se queda allí y Esquilo ofrece su contraparte; el fuego es entregado a los hombres para que éstos aprecien el arte, para que no le tengan miedo a la muerte y para que se acerquen al conocimiento. El mismo Prometeo externa en su monólogo que el fuego es para los mortales maestro de todas artes y que gracias a él podrán acceder al arte.

Prometeo, 1620 de Theodor Rombouts.


Una propiedad que antes era exclusiva para los de arriba ahora es accesible para todos los hombres, dándoles progreso, civilidad y conciencia como pueblo y entidad, conllevando a un avance en el sistema de gobierno: el fuego es para todos y todos tienen la posibilidad de acceder al fuego. Entendiéndolo así, podemos ver como Esquilo describe la actualidad griega de su momento; una tiranía que quitaba y ponía reyes a voluntad tomando presos a los que se opusieran, pero como contraparte aparecían esbozos de una democracia que traía consigo ideales y progreso. También hay que recordar que la democracia aristotélica sería muy diferente a la democracia representativa que se utiliza en la mayoría de los sistemas de gobierno contemporáneos: antes, la elección era ejecutada por los más aptos intelectualmente hablando y el representante elegido era totalmente al azar, conllevando una preparación de parte de los que elegían. A esta razón es a la que apela Esquilo, y por eso el fuego se entiende como herramienta para sobrevivir, pero sobretodo, como símbolo del conocimiento. Prometeo, en una nueva dimensión semiótica, puede ser entendido como el “héroe de los mortales”, como símbolo de progreso, intelecto, cultura y democracia, pero sobretodo a partir de su carácter trágico implícito en el sacrificio y en la tortura eterna que acarrea su destino, da pie a percibirlo como un ícono patético de convicción moral, un titán que creyó en la vida humana ante los despojos de Zeus y por supuesto, como un verdadero humanista.


Fuentes de consulta:


- Esquilo. Prometeo encadenado, Biblioteca digital ILCE.

- Garibaray, A. M. (1964). Mitología Griega. Dioses y Héroes. Porrúa, México; pp. 210-211

- Wikipedia. (2020). Cratos. 20/11/20, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Cratos

- Wikipedia. (2020). Esquilo. 20/11/20, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Esquilo

- Wikipedia. (2020). Hefesto. 23/11/20, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Hefesto

- Wikipedia. (2020). Hierón I. 20/11/20, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Hierón_I

- Wikipedia. (2020). Prometeo. 20/11/20, de Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Prometeo

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