El jinete de la Divina Providencia: la historia del Robin Hood mexicano
- Patricio Escartín
- 11 ene 2021
- 9 Min. de lectura
La obra de Liera propone una interpretación sobre el mito y el héroe colectivo mexicano como respuesta a la opresión.

La imagen de Malverde ha sido recientemente adoptada como Santo Patrón del narcotráfico, todo a partir de un mal entendido con el personaje de Cañedo.
El reconocido dramaturgo mexicano y también director teatral Óscar Liera, llevó a cabo en 1984 El jinete de la Divina Providencia, obra corta que narraba las hazañas de un hombre denominado Malverde, quién era un tipo de Robin Hood mexicano que robaba a los ricos para dárselo a los pobres a finales del siglo XIX. La obra se sitúa en la tierra de origen del autor, Culiacán, qué es donde se establece el conflicto entre el pueblo y las autoridades. Nuevamente como es característico del partícipe de la Nueva Dramaturgia Mexicana, la obra retoma un tono humorístico pero con una fuerte crítica a las instituciones sociales, principalmente a la Iglesia y al Estado. En la historia, el Estado se representa con el antagonista de la obra, Cañedo, quién es un gobernador corrupto y autoritario. La Iglesia por su parte, tiene su participación a través de los padres que interrogan a los ciudadanos de Culiacán sobre Malverde. Ambas figuras de poder son ampliamente retratadas con singular naturalidad, su participación no es incidental en el relato de Liera, sino que es totalmente pensado. Por ello mismo, me daré a la tarea de indagar en que consiste El jinete de la Divina Providencia a nivel de discurso, sobre que fuerzas actanciales nos está hablando el autor y sobretodo, qué es lo que subyace detrás del mito. Antes de comenzar es importante mencionar (a modo de introducción) que uno de los atributos más destacados del dramaturgo, era su capacidad para escribir obras con estructuras narrativas poco convencionales. En este caso, la estructura narrativa está diseñada de tal manera, que tanto el espectador como los personajes van descubriendo la cronología de los hechos y van formando una idea más completa de quién fue Valverde en realidad, pero también, es gracias a la estructura narrativa, que Liera puede permitirse utilizar cierto misterio que le da a la obra, el carácter de arte que tanto merece. Una vez establecido esto, pasemos a la estructura.

Óscar Liera, reconocido participante de la Nueva Dramaturgia Mexicana.
La estructura en dos líneas temporales y sus usos narrativos
Al comienzo de la obra, Liera establece dos líneas temporales: el presente y el pasado. Para hacer la separación entre ambos momentos históricos, se utiliza un cuadro que encierra (cómo si se tratase de una película) los hechos del pasado. Del marco a la pierna[1] hay dos pequeños pasillos, uno del lado izquierdo y otro del derecho. En esos pasillos transita la acción de presente que como se observa en la obra, es menos física que la del pasado, siendo principalmente acción narrada. En el presente, los padres y un obispo interrogan a los pobladores sobre lo que les han contado de Malverde, mientras que en el pasado sucede lo que cuentan los pobladores del presente, a modo de recuerdo o flashback. El código que Liera utiliza es un vestuario en tonos sepia para los personajes del pasado, emulando las fotos antiguas que se tomaban con este color. Además de eso, el dramaturgo aprovecha ambas líneas temporales para crear (además de los flashbacks) un “mundo mágico” que referencia no sólo a los milagros que se le atribuyen a Malverde, sino que específicamente en una escena, el padre Javier tiene una “visión” en la que contempla el acto atroz de un intento de violación contra Cuanina; esta facultad de convivir con el pasado es lo que le da cierto misterio a la obra, y por lo cual se entiende que Liera la haya estructurado en dos líneas temporales, ya que de lo contrario, las entrevistas del final no tendrían el mismo impacto del que tienen en la versión final, en la que las entrevistas de parte de la Iglesia va haciendo que tanto el espectador como los padres descubran las fechorías de Cañedo y las hazañas de Malverde, a la par de que en caso de que no hubiesen dos líneas temporales, no existiría el misterio mágico del que se habló hace rato.
El pueblo como protagonista y la mitificación de un hombre
Otra de las características del estilo de Liera es el protagonista colectivo: en la obra no encontramos a un protagonista sujeto como tradicionalmente se acostumbra, sino que más bien, los diferentes personajes del pueblo son los que en conjunto crean un personaje colectivo. El pueblo se posiciona como una de las fuerzas que actúa en la obra, y de inmediato se establece como antagonista de la Iglesia, si consideramos el análisis desde la perspectiva de dicha institución. Partiendo de un modelo actancial en donde la Iglesia sea el protagonista y no el pueblo (es decir, desde la línea temporal del presente) podemos notar que el antagonista que se posiciona de inmediato a los deseos de la Iglesia no es Malverde (cómo si lo es en el pasado) sino el pueblo. Durante las entrevistas que los padres les realizan a los pueblerinos, podemos percatarnos de que el objeto de la Iglesia local es convertir a Malverde en un santo, esto con el objetivo (o destinador, como se le conoce en el modelo actancial) de que la Iglesia deje de perder poder y así conseguir adeptos fieles a Malverde. Lo que menciono nunca se nos dice como espectadores tal cual, pero se sugiere a partir del contexto. El pueblo evita que Malverde sea convertido en santo, más no de manera intencional sino que la incongruencia de las versiones provoca que el obispo se saque de quicio y cancele la beatificación de Malverde, sumado al hecho de que en más de una de las historias contadas se puede notar como el pueblo encubrió las acciones de Malverde, como sucede cuando un mensajero le dice a Carreño haber encontrado a “El jinete de la Divina Providencia” y que recuerda que estaba herido de la muñeca, para que acto seguido todos los pueblerinos usen una venda con sangre en la muñeca, volviendo imposible identificar al verdadero Malverde. Este tipo de hechos que se nos narran en la línea del presente, desmitifican la figura de casi deidad adquirida por el bandido, le dan una explicación racional a sus llamados milagros y por lo mismo es que se oponen el obispo, pues resultaría imposible admitir a un hombre que no es milagroso dentro de la Iglesia. Sorpresivamente, una de las mujeres comenta al principio de la obra que Malverde curó a su marido de cáncer; esto genera sorpresa en los padres que la escuchan y también crea cierto escepticismo entre los servidores de Cristo, hasta que más tarde lo dicho por la mujer es verificado luego de que los padres entrevistan al médico que atendió al marido enfermo y que corroboró el diagnóstico.

El pueblo como protagonista colectivo resulta esencial como parte del estilo de Liera. Puesta en escena de la Muestra Nacional de Teatro de la Zona Central.
Ahora bien, para entender la figura de Malverde es importante entenderlo no sólo como un ser casi milagroso, que resulta incomprensible para las mentes modernas de los padres, sino que también hay que conocer sus hazañas en el pasado. En la línea temporal del pasado se nos muestra como Malverde roba a los ricos para distribuirlo con los pobres, dejándoles una moneda de oro en su puerta. Esta acción que como antes se mencionaba, parece sacado de Robin Hood, y cómo en el Robin Hood original, la figura del bandido acarrea ciertos significados que lo hacen ser un personaje simbólico: Malverde es una figura que es casi como una deidad que representa el ideal de justicia para el pueblo, además de ello es sinónimo de suerte, de desafío ante la autoridad corrupta y por supuesto, de venganza. Cuando fallece, el pueblo le rinde un culto casi religioso, y le traen piedras para que les conceda un deseo. De hecho, Adela le trae una piedra y espera venganza a cambio, consiguiendo con ello la muerte de Cañedo, mas no por su propia mano (algo importante en lo cual me centraré más adelante). Esta fuerza con la que Liera dota a su héroe, es más parecida al simbolismo de Maeterlinck, pues por un momento pareciera que realmente se trata de fuerzas inmateriales o hasta metafísicas, controlando el azar del destino. Pero ante todos los hechos (o casi todos), Liera trata de sugerirnos una alternativa lógica: cuando Cañedo ve a los pueblerinos disfrazados de tribales a punto de matarlo, despierta de un mal sueño, o por ejemplo, cuando la misma Adela viene a matar a Cañedo, éste yace muerto y no perece por mano de la anciana, cómo ella había pedido, quitándole poder divino a la figura de Malverde al no cumplir con su deseo de manera textual. Lo interesante es que con Liera, los hechos no se desarrollan de manera evidente, existe cierto misterio que sugiere más de una explicación, a veces insinuando explicaciones que podrían caer hasta en fuerzas sobrenaturales, como la vez que Hilaro viene por queso y cuenta que los gallos ahora cantan de noche y que el día tardará en ponerse debido a la asesinato de Malverde.

El personaje de Hilaro (derecha) junto a un sacerdote. Representación de Óscar Liera de 1984.
La denuncia del poder
Por último es esencial explicar una de las características de Liera: criticar fuertemente a la Iglesia y al Estado. En esta ocasión, la Iglesia cumple un rol secundario si lo comparamos con Cañedo, quién es gobernador del pueblo y viene a representar la fuerza del Estado. Aún así, tanto el primero como el segundo no se quedan exentos de ser representados de manera poco favorable: la Iglesia con la necesidad de recuperar el poder y dispuesta a beatificar a un bandido para ganar adeptos, y el Estado con un abuso de poder que se magnifica a través de Cañedo y Martín. El gobernador aparece en la obra de una de las maneras más grotescas: violando a una joven loca llamada Cuanina. En pleno acto, el hecho que de por sí es repugnante viene a significar la devoración masculina, el lado más desagradable de la faceta del varón, pues a pesar de ser una mujer de bellas facciones, Cuanina es la loca del pueblo debido a que presenta un pensamiento y un raciocino similar al de una niña, utilizando sus muñecas como una extensión de su maternidad perdida. El hecho de la violación es casi (y perdón por lo grotesco de la analogía) como si el gobernador violase a una niña, y la idea no suena tan descabellada cuando más adelante vemos el intento de otro abuso de poder con la misma intención, esta vez a través de Martín, quién le dice a uno de los jornaleros que le traiga a su hija de catorce años “para que le regale unos vestiditos”. Ante la negativa y la posterior molestia del trabajador, Martín le dispara y posteriormente culpa a otro trabajador para evitar pagarle lo que le debe. Parece sacado de una tragedia, pero la desventajosa relación patrón-jornalero que Liera retrata, rememora a las más tristes realidades del trabajo en haciendas y las tiendas de raya. Por otro lado y regresando a Cañedo, la escena es magnífica aunque incómoda; cuando Cañedo se encuentra en pleno acto y Cuanina sometida por el gobernador, llega una procesión seguida del pueblo cargando a la Virgen. Cuando uno de los monaguillos ve el hecho, se sobresalta y posteriormente, los hombres que alcanzan a verlo se ríen y dejan caer a la Virgen, la cual se rompe en mil pedazos. El padre que contempla el hecho se asombra por el hecho, pero en lugar de reprender al gobernador, prefiere hacerse de la vista gorda para que Cañedo mejore la catedral y de esta manera no diga nada de lo que vio. La histórica relación de corrupción entre la Iglesia y el Estado es mostrada de esta manera, y el hecho de que la Virgen se rompa cuando la procesión se percata de la violación de Cuanina, se utiliza como metáfora de la pérdida de la virginidad de parte de la joven.

El monaguillo reaccionando sorprendido por la violación de Cuanina. Representación original de Óscar Liera en 1984.
A modo de breve conclusión
La obra completa de Liera le valió para ser uno de los precursores más importantes del rescate del estilo patrimonial mexicano, su amor a su tierra en la cuál nació y pereció, quedó plasmada en sus obras y El jinete de la divina providencia no fue la excepción. Es por eso, que el personaje del pueblo resulta tan importante, pues es lo que le da el factor de localidad al relato. A través de sus símbolos y de su manera tan inteligente de contar las cosas, Liera construye la tensión de una manera que recuerda al más puro realismo mágico de la literatura, pero sobretodo, su interés social siempre presente, hacen de su manera de escribir (minuciosa y precisa) única y especial, cercana a una de las mejores formas de expresión y sobretodo, recordándonos de manera magistral las raíces mexicanas a través de una obra que funge casi como una leyenda, pero sin decantarse por un discurso romantizado y priorizando la denuncia de una realidad social poco apremiante, injusta y plagada de desigualdades y abusos de poder.
Fuentes de consulta:
- Liera, Ó. (1984). El jinete de la Divina Providencia (4-20). Culiacán, México: SOGEM.
- Premiere Actors. (2016). Utilizar términos de teatro con propiedad. 11/01/21, de Premiere Actors Sitio web: http://www.premiereactors.com/utilizar-terminos-de-teatro-con-propiedad/
- Wikipedia. (2019). Óscar Liera. 04/01/21, Wikipedia Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Óscar_Liera
[1] Tela, normalmente negra, que se encuentra a los lados del escenario y cuya función es evitar que el público vea a los actores cuando están esperando entrar, o a los técnicos, maquinaria u otros elementos que se pueden encontrar detrás.
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